sábado, 28 de noviembre de 2009

ADJETIVOS, ¡ABSTENERSE!

TRES RELATOS SIN IMPORTANCIA NI ADJETIVOS CALIFICATIVOS

por Osvaldo Pagano

REENCUENTRO

Se habían distanciado. Durante años no se hablaron, no se buscaron, se evitaron. Fueron como hermanos, socios en una aventura que los encandiló, los absorbió y finalmente los hundió en el odio. Competían codo a codo con los otros, se adueñaron del éxito. Hasta que el tiempo llegó en que compitieran por una mujer. Entonces usaron la saña que era su arma en los negocios, para destruirse.

Hoy ella ya no está. Todo cambió. Otra mujer, una anciana, como una madre, los hizo recapacitar, los acercó. Y se produjo el reencuentro.

EN TODA TU COMPRA

(Para leer mientras se escucha un tango)

Te acompañé a una tienda, luego a otra y otra. Horas mientras elegías, probabas, descartabas. A veces comprabas, y yo pagaba. En toda tu compra mostrabas tu personalidad. Bordado en los pañuelos, encaje en los vestidos, florcitas en las prendas íntimas, zapatos de marca…Mi amor fue un analgésico para el dolor de mis piernas. Tu amor, en cambio, se terminó. En tu despedida tus palabras no tuvieron bordados ni encaje ni florcitas para mí.

Pasaron unos años. Yo me arruiné y hoy sobrevivo como empleado en una tiendita de barrio. Cerca de tu casa. Vivís con ese tipo a quien mantenés. Has venido a comprar a la tiendita, aunque fingís que no me conocés. Pude ver que has cambiado. En toda tu compra se nota ahora tu pobreza. Pero debo decir que tu aire de alegría y felicidad no te ha abandonado.

RECLAMO

—Hola. Vengo a hacer un reclamo.

—Es por esa radio ¿no? La compró acá, me acuerdo.

—Así es. No funciona.

— ¡Qué raro! Hecha en Japón ¿y no anda? ¿No sintoniza?

—Sintoniza 5 radios AM y 7 FM.

— ¿Cómo? ¿Y Ud. dice que no funciona?

—Es que ninguna de las radios es de acá. Pasan música que no conozco y hablan en japonés. Bueno, creo que es japonés.

— ¡No me diga! A ver, ¿podemos escuchar?

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— ¡Es cierto! Parece japonés…Nunca me pasó algo así. En veinte años…

—Bueno, ¿me la va a cambiar?

—Espere. ¡Hiroshi!

— ¡¿Qué hace?!

—Justo está aquí el Sr. Hiroshi Yamamoto, el tintorero. Por lo menos para saber lo que dicen. Tal vez sea una propaganda, las instrucciones… ¡¿Qué se yo?!

—Oiga, ¿por qué no me devuelve la plata?

—Hiroshi… ¿Qué dice el de la radio?

—Sí, señorsen. Hablan como si fecha fuera de agosto de 1945. Anuncian que cayó una bomba en Nagasaki…

— ¡Uy! En la tele dijeron que hay ondas de radio que rebotan en el espacio y vuelven después de años. No todos los aparatos las pueden captar. Esta radio vale oro. Señor, le voy a devolver el dinero.

—No, gracias. Creo que me la voy a quedar. Perdone la molestia. ¡Nos vemos!

ACENTO EN LA PARTICIPACIÓN

Era lo que siempre decía Jacinto. “Participación. Hay que poner acento en la participación. Eso es lo que falta en este país. Por eso estamos como estamos” decía, todos los viernes, cuando él, los otros tres muchachos y yo nos reuníamos en el café frente a la plaza del pueblo. Su facilidad de palabra y carisma nos deslumbraba. Para participar — decía — había que afiliarse a un partido y allí jugarse la vida tratando de imponer un ideario, arengar a la multitud, persuadir, luchar. Nos convenció y los cuatro nos afiliamos. Cuando Jacinto se presentó como candidato a concejal trabajamos sin descanso durante días en la campaña. Fue elegido. Estábamos contentos, habíamos conocido el valor de la participación. Así seguimos apuntalándolo durante estos años luchando por su candidatura, esta vez a Intendente.

Hoy cuando Jacinto pasa por la plaza frente al café en el auto de la Intendencia, ni nos mira. Hace rato que no hablamos, tiene asuntos muchos más importantes que hablar con nosotros. Uno de los muchachos me dijo: “Mirá, es como las gaseosas, ¿viste? Vos las comprás y cuando das vuelta la tapita dice ‘siga participando… ’”