sábado, 26 de diciembre de 2009

LLUEVE EN EL PARQUE

Llueve en el parque;

es verano,

la hierba se vuelve más verde

el aire trae aroma a pasto mojado

y en mi viejo corazón

reverdece una ilusión

mientras un tenue perfume ya olvidado

traslada el pensamiento

a un tiempo que ya ha sido,

a un tiempo que se ha ido.

Osvaldo Pagano 13/01/09

sábado, 28 de noviembre de 2009

ADJETIVOS, ¡ABSTENERSE!

TRES RELATOS SIN IMPORTANCIA NI ADJETIVOS CALIFICATIVOS

por Osvaldo Pagano

REENCUENTRO

Se habían distanciado. Durante años no se hablaron, no se buscaron, se evitaron. Fueron como hermanos, socios en una aventura que los encandiló, los absorbió y finalmente los hundió en el odio. Competían codo a codo con los otros, se adueñaron del éxito. Hasta que el tiempo llegó en que compitieran por una mujer. Entonces usaron la saña que era su arma en los negocios, para destruirse.

Hoy ella ya no está. Todo cambió. Otra mujer, una anciana, como una madre, los hizo recapacitar, los acercó. Y se produjo el reencuentro.

EN TODA TU COMPRA

(Para leer mientras se escucha un tango)

Te acompañé a una tienda, luego a otra y otra. Horas mientras elegías, probabas, descartabas. A veces comprabas, y yo pagaba. En toda tu compra mostrabas tu personalidad. Bordado en los pañuelos, encaje en los vestidos, florcitas en las prendas íntimas, zapatos de marca…Mi amor fue un analgésico para el dolor de mis piernas. Tu amor, en cambio, se terminó. En tu despedida tus palabras no tuvieron bordados ni encaje ni florcitas para mí.

Pasaron unos años. Yo me arruiné y hoy sobrevivo como empleado en una tiendita de barrio. Cerca de tu casa. Vivís con ese tipo a quien mantenés. Has venido a comprar a la tiendita, aunque fingís que no me conocés. Pude ver que has cambiado. En toda tu compra se nota ahora tu pobreza. Pero debo decir que tu aire de alegría y felicidad no te ha abandonado.

RECLAMO

—Hola. Vengo a hacer un reclamo.

—Es por esa radio ¿no? La compró acá, me acuerdo.

—Así es. No funciona.

— ¡Qué raro! Hecha en Japón ¿y no anda? ¿No sintoniza?

—Sintoniza 5 radios AM y 7 FM.

— ¿Cómo? ¿Y Ud. dice que no funciona?

—Es que ninguna de las radios es de acá. Pasan música que no conozco y hablan en japonés. Bueno, creo que es japonés.

— ¡No me diga! A ver, ¿podemos escuchar?

- - - - - - - - - - - - - -

— ¡Es cierto! Parece japonés…Nunca me pasó algo así. En veinte años…

—Bueno, ¿me la va a cambiar?

—Espere. ¡Hiroshi!

— ¡¿Qué hace?!

—Justo está aquí el Sr. Hiroshi Yamamoto, el tintorero. Por lo menos para saber lo que dicen. Tal vez sea una propaganda, las instrucciones… ¡¿Qué se yo?!

—Oiga, ¿por qué no me devuelve la plata?

—Hiroshi… ¿Qué dice el de la radio?

—Sí, señorsen. Hablan como si fecha fuera de agosto de 1945. Anuncian que cayó una bomba en Nagasaki…

— ¡Uy! En la tele dijeron que hay ondas de radio que rebotan en el espacio y vuelven después de años. No todos los aparatos las pueden captar. Esta radio vale oro. Señor, le voy a devolver el dinero.

—No, gracias. Creo que me la voy a quedar. Perdone la molestia. ¡Nos vemos!

ACENTO EN LA PARTICIPACIÓN

Era lo que siempre decía Jacinto. “Participación. Hay que poner acento en la participación. Eso es lo que falta en este país. Por eso estamos como estamos” decía, todos los viernes, cuando él, los otros tres muchachos y yo nos reuníamos en el café frente a la plaza del pueblo. Su facilidad de palabra y carisma nos deslumbraba. Para participar — decía — había que afiliarse a un partido y allí jugarse la vida tratando de imponer un ideario, arengar a la multitud, persuadir, luchar. Nos convenció y los cuatro nos afiliamos. Cuando Jacinto se presentó como candidato a concejal trabajamos sin descanso durante días en la campaña. Fue elegido. Estábamos contentos, habíamos conocido el valor de la participación. Así seguimos apuntalándolo durante estos años luchando por su candidatura, esta vez a Intendente.

Hoy cuando Jacinto pasa por la plaza frente al café en el auto de la Intendencia, ni nos mira. Hace rato que no hablamos, tiene asuntos muchos más importantes que hablar con nosotros. Uno de los muchachos me dijo: “Mirá, es como las gaseosas, ¿viste? Vos las comprás y cuando das vuelta la tapita dice ‘siga participando… ’”

martes, 20 de octubre de 2009

PITUCUENTO PARA CHICOS (basado en una imagen)

Corren los azules Pitufos

por la vieja y verde pradera de Valonia.

El Mago Gargamel los persigue,

el gato Azrael los quiere comer.

El mago los persigue en automóvil,

el gato – maldito – en motoneta.

Pero los Pitufos los eluden

subiendo a las torres metálicas

de la ciudad. Allí se asoman

(véanlos uds!) y miran al mago

y se mofan del gato

haciéndole pito catalán.

El Mago hace un hechizo

¡y los deja sin torres!

Pero ellos escapan en el providencial

dirigible azul. Gargamel

quiere ensartar la nave

en las agujas de la catedral

y sólo consigue pinchar el sol.

Se desespera: sus anillos

ya no tienen aquella magia.

Y Azrael maúlla rabioso

viendo pasar los Pitufos

triunfantes

dormitando en las nubes…

Osvaldo Pagano 18/10/09



lunes, 19 de octubre de 2009

TEXTOS EN ESPEJOS

TEXTOS EN ESPEJO

(techo, agua, enojo)

En Tartagal, el río en su enojo

manda al agua a ahogar

la casita humilde que crece a su vera.

Sólo el techo se ve ahora.

Pobre techo de totora,

pronto el agua lo arrastrará,

para saciar el hambre del río,

para calmar su enojo.

(papel, cielo, silencio)

Un avioncito de papel cruza el cielo en el silencio de la tarde. Hay un niño en el silencio, que mueve al cielo; el papel se estrella y muere en el suelo.

(árbol, desgarramiento, medida)

Un rayo sobre un árbol,

desgarramiento de ramas, fuego,

dolor vegetal sin medida, sin grito.

Medida de mi tristeza,

desgarramiento que me deja

como un árbol sin hojas.

(algodón, espacio, verso)

Negros trabajando en un campo de algodón. Sus manos llenas, vacío el espacio alrededor. Hasta que alguien entona una canción, melodía asida a un verso triste. De pronto, otro inventa un nuevo verso. El espacio se llena con sus voces. Abren sus manos, en el aire flota el algodón. Como un espacio taponado de algodón, así encontré el silencio. Fue quebrado por un verso. Verso que incendió el algodón, hizo trizas el espacio.

(pasos, paisaje, pensamiento)

Recorrí a cortos pasos mis recuerdos. En el pensamiento, apareció aquel lejano paisaje. Desfile de antiguas imágines, como un álbum de fotos viejas, paisaje irreal de otra época, pensamiento artero que me hace sentir otra vez sus pasos alejándose.

(murmullo, rocío, dedo)

Afuera, las hojas conversan entre sí con el murmullo del viento. Mojada de rocío, cada hoja es como un dedo acusador que señala a todo el universo. Arriba un dedo invisible ha cortado el cielo con el tajo de un arco iris colorido y efímero como la vida. El rocío cesa. El murmullo continúa en las hojas y en mi pensamiento.

(tranquilidad, memoria, mar)

En la tranquilidad de la tarde, mis pensamientos resbalan por el mar calmo de la memoria. Afloran vivencias del pasado, imágines que traspira la memoria, barcas blancas en un mar oscuro, tranquilidad del alma por lo ya vivido, irrepetible.

Hay un Mar de la Tranquilidad en la Luna. Un mar sin agua, sin barcas ni memoria. Acá abajo, mientras tanto, hemos perdido memoria de la tranquilidad, nuestro mar es de zozobras.

(calle, aspereza, eclipse)

Camino la calle de tierra del barrio suburbano. Aspereza del polvo en el aire que respiro. El eclipse sume al barrio en una noche de mentira. El eclipse – pase mágico de Dios – termina. La aspereza sigue en mi garganta. Continúa la calle bajo mis pies.

(brillo, rama, salpicadura)

De noche, una rama del árbol muestra un brillo que copia de las estrellas. Salpicadura de luz en el cielo, salpicadura de brillo en la rama.

(olvido, caricia, honestidad)

El olvido fue una caricia sobre mi dolor. Tu honestidad me había herido. Honestidad que hoy maldigo, me quitó tu caricia, me hizo desear el olvido.

(salto , vuelo , segundero)

El hombre hizo su salto, el avión siguió su vuelo. Colgado de un trapo blanco, miraba su segundero. El segundero paró en el medio del descenso. El hombre quedó en el espacio, nunca aterrizó en el suelo. Se diluyó en el aire, se confundió con el cielo. Tal vez quiso dar su salto para escapar de lo incierto.

(amanecer, movimiento, soledad)

La ciudad se despereza al amanecer, se puebla de un desganado movimiento. En los colectivos, los pasajeros viajan en soledad. Más tarde no será así, pero la soledad seguirá en el interior de cada uno, mientras el movimiento de la ciudad irá mermando hasta el próximo amanecer.

(apuro, delicadeza, destino)

Aletea el picaflor sobre la rosa. Huye después con apuro hacia otro destino. Deja flotando en el aire la delicadeza del color en movimiento. Conocerte fue una delicadeza del destino, que luego se complació en sacarte de mi vida con apuro.

(resplandor, veta,– silla)

El resplandor del sol se filtra entre las ramas. Oculta dentro del árbol, la veta aguarda a que el hábil ebanista la muestre con orgullo. Quizá llegue a lucir en una elaborada silla, quizá se pierda en el leño consumido por el fuego. Pero aún así el artesano seguirá soñando en construir su silla con la gloriosa veta, que revivirá aquel resplandor del sol.

(palabras, quietud, puerta)

El viento quebró la quietud del momento y me trajo sus palabras, abrió la puerta de mis recuerdos. Puerta largo tiempo cerrada a otras palabras, trabada por la quietud del olvido.

(veces, soy, entonces)

Yo sé que a veces soy otro. Tal vez el que entonces fui. Entonces, cuando no soy el de hoy, quisiera saber a veces quien en realidad soy.

Osvaldo Pagano set.2009.